miércoles, 18 de julio de 2012

El bilingüismo y sus ventajas


En la sociedad globalizada de estos tiempos modernos en los que vivimos, cada uno de nosotros está inevitablemente expuesto a un contacto continuo con diversas comunidades y culturas del planeta. Gracias al fenómeno de la inmigración que llena el barrio de sabores exóticos,  los medios de comunicación que nos abren una ventana al mundo, navegar por el universo online de Internet, los amigos virtuales de las redes sociales, los colegas internacionales de la empresa, las becas de movilidad académicas, las vacaciones por el mundo en vuelo lowcost,  la emigración más o menos forzada que nos manda lejos de casa para superar la crisis… somos una sociedad abierta y en continua interacción con el resto del mundo. Interacción que requiere un idioma común, el inglés.

Ya no cabe duda de que el inglés es el idioma que nos va devolviendo al estado de mutuo entendimiento entre pueblos del que disfrutábamos antes de subir a Babel. Nuestros retoños necesitan adquirir una destreza prácticamente bilingüe del idioma inglés para poder ser competentes en la sociedad internacional de la que forman parte. Por eso la educación bilingüe está cada vez más extendida y goza de creciente popularidad.

Por lo tanto parecen evidentes las ventajas del bilingüismo en una sociedad donde el inglés se está imponiendo como la lengua de las lenguas.  Pero además de las ventajas comunicativas de ser bilingüe, diversos estudios están concluyendo que las mentes bilingües son mentes más despiertas, más flexibles, más inteligentes, con más capacidad de adaptación…en fin, que el ser bilingüe significa estar mejor capacitado lingüísticamente y en muchos aspectos mentalmente.

El New York Times publicó un artículo el pasado marzo en el que se explica cómo en los distintos estudios realizados, los niños bilingües se muestran más rápidos resolviendo problemas, tiene mayor capacidad de atención y son más eficientes. Además se está llegando a la conclusión de que la mente bilingüe es una mente más resistente y con menor probabilidad de padecer enfermedades como la demencia o el Alzheimer.

La apuesta por el bilingüismo es una apuesta, por tanto, porque nuestras nuevas generaciones se comuniquen con total competencia lingüística en el cada vez más abierto mundo y además adquieran una destreza mental que les permita estar más preparados para los desafíos de esta sociedad cada vez más globalizada.

jueves, 28 de junio de 2012

”Read this, teacher”

Read this, teacher”_ la pequeña Emily me miraba tímidamente con sus enormes ojos negros mientras alzaba su cuento para llamar mi atención. Tocaba lectura y en nuestro ritual diario los alumnos, sentados en la alfombra frente a mí, esperaban a que escogiera uno de los libros que habían traído de sus bibliotecas domésticas para compartirlo con la clase. Cogí el libro de Emily y me sonrió. Cuando volví a sentarme en mi silla me di cuenta de que el cuento estaba en español.

Trabajaba como maestra de educación infantil, en un colegio público de la ciudad de Nueva York. Mi clase era monolingüe, en inglés, y paradójicamente mis 21 alumnos eran de familias dominicanas. Mis clases las daba en inglés únicamente, todos hablábamos un idioma común, español, pero no lo usábamos. Estábamos en abril y después de casi 8 meses con mis alumnos, aún no sabían que yo hablaba español.

Pero al ver la sonrisa de Emily y considerando que ella apenas participaba en clase, debido a su timidez y a su dificultad con el inglés, decidí leer el libro en español sin darle mucha importancia.

Sólo con leer el título empecé a darme cuenta de las caras de sorpresas de mis alumnos. Estaba muy intrigada, así que abrí el libro y seguí leyendo. Me miraban asombrados con los ojos bien abiertos, como pensando “¿quién es esta persona que tanto se parece a nuestra maestra?”. Alguno empezó a reírse con una risita nerviosa contagiosa y pronto se estaban todos riendo. Luego surgieron los comentarios “She speaks Spanish!”, “No, that’s not Spanish, that’s Chinese!”,  “¡No, ella habla mejicano!”.
Uno de mis alumnos parecía estar muy molesto “It’s weird, teacher, stop it please!”
“Teacher, do you speak Spanish?” Les mire, les sonreí, y terminé de leer el cuento en español.

No usé el español en mi clase nunca más, tampoco me lo pidieron, siguieron hablándome en inglés. Pero aquel episodio con mis alumnos me hizo darme cuenta de la forma tan particular que tienen los niños bilingües de clasificar las situaciones diarias y las personas con las que interaccionan de forma cotidiana como pertenecientes al universo de uno de sus dos idiomas.

Yo pertenecía a su universo del inglés y el “idioma oficial” de la clase era el inglés. Algunos hablaban en español con algunos de sus compañeros, pero la maestra sólo se concebía hablando inglés y formando parte del universo lingüístico y cultural del inglés. El escucharme hablar en español les había descuadrado del todo.